El Real Madrid logró una victoria sufrida y casi heroica ante un Atalanta que nunca perdió la cara al partido. Abrió el camino del triunfo un Mbappé que se retiró lesionado a los 35 minutos. Luego Vinicius y Bellingham también marcaron en la segunda mitad para abrochar los tres puntos para el equipo de Ancelotti, que aún pueden soñar con colarse entre los ocho primeros de la Champions en una fase previa que no acabará hasta finales del próximo mes de enero.
Se la jugaba el Real Madrid en Bérgamo. Y se la jugaba Ancelotti. Mucho. Carletto, tan viejo como zorro, lo sabía y por eso puso a guardar la viña a sus vigilantes favoritos. Estaba cantado que Tchouaméni sería central. Por calidad, físico y experiencia es mejor que un Raúl Asencio que aún tiene mucho camino por recorrer para considerarse titular en el primer equipo del Madrid. También jugaba Brahim, que va delante de Güler y por supuesto de Endrick en la fila de los meritorios.
Modric era suplente pero eso dejó de ser noticia cuando Broncano estaba en Movistar. Jugaba Ceballos como pareja de Fede Valverde en el doble pivote. Y por supuesto regresaba Vinicius, principio y fin de todas las cosas en este Real Madrid de un Mbappé que aún no ha encontrado a Mbappé. Y si unimos todos estos puntos con unas líneas nos sale este sistema 4-2-3-1: Courtois; Lucas, Tchouaméni, Rüdiger, Fran García; Valverde, Ceballos; Brahim, Bellingham, Vinicius; y Mbappé.
Enfrente el imponente Atalanta, invicto en Champions ante rivales cómodos pero con un rendimiento sobresaliente también en el Calcio. Los de Gasperini, equipo de autor donde los haya, amenazaban con dejar al Real Madrid en una situación más que comprometida en el caso de tomarse la revancha de la Supercopa y derrotar a los blancos.
Perdona y acierta Mbappé
Pero el primer susto lo dieron los visitantes. Trazó un buen desmarque Mbappé, que volvió a tirar al muñeco en el mano a mano ante Carnesecchi, que estuvo rápido para acortarle el espacio y sacar una mano milagrosa. Respondió el Atalanta con una volea mordida, como las de los socialistas con Aldama, de Lookman que atrapó sin problemas Courtois. Vértigo en Bérgamo.
Luego tuvo un par de disparos Fede Valverde, uno a balón parado y otro en movimiento. Ambos se marcharon desviados. Apretaba el Atalanta en la presión pero salía airoso el Real Madrid con unos solventes Tchouaméni y Ceballos. Y en el 10 los de Ancelotti sacaron partido a su dominio con el 0-1. Lo marcó Mbappé tras un grandioso control orientado con la zurda, se la cambió a la derecha y la cruzó junto al poste. Bueno el pase de Brahim y mejor el control y (por fin) la definición de Kylian.
Y dos minutos después tuvo Mbappé el 0-2 en una contra en la que se plantó mano a mano con uno de los centrales del Atalanta y con el portero. Eligió tirar demasiado lejos y su disparo le salió demasiado centrado. Despejó Carnesecchi y se desesperó Kylian, que habría firmado un doblete exprés.
Luego la Atalanta se aprendió el camino de Lucas Vázquez al que trituraba Lookman una y otra vez. Menos mal que un providencial Tchouaméni y el fogoso Rüdiger sostenían al Real Madrid, que veía cómo se tambaleaban sus cimientos. El tiempo jugaba a favor de los blancos aunque apenas se habían consumido 25 minutos. Los de Gasperini metían una marcha más y encerraban al equipo de Ancelotti en su propio campo.
Kylian K.O.
El partido de Tchouaméni, infranqueable atrás y más seguro que un escolta del Rey, sostenía a un Real Madrid dubitativo. En el 35, de nuevo malas noticias para Ancelotti: Mbappé se retiró con un problema muscular en el muslo y tuvo que ser sustituido por Rodrygo. Lo de las lesiones musculares de este equipo no es ya para que lo trate un médico sino un exorcista.
Al filo del 40 también la tuvo Rüdiger en un forzado cabezazo a centro de Bellingham. Pero cuando el Real Madrid pensaba que tenía resuelto con victoria parcial el primer tiempo llegó un penalti más que dudoso de Tchouaméni sobre Kolasinac. El francés se cruzó ante la carrera del jugador del Atalanta, que se golpeó a sí mismo en la pierna. Tchouaméni no le tocó pero el colegiado picó y señaló la pena máxima con amonestación incluida para el madridista. La pena máxima la ejecutó De Ketelaere por toda la escuadra. Y con el 1-1 llegó sin solución de continuidad el descanso.
Salió otra vez el Real Madrid con bríos renovados. Y eso que Vinicius y Rodrygo no estaban ni a medio gas siquiera. Tuvo que intervenir Courtois en el 54 para sacar un tiro envenenado de Lookman que le hizo estirar su brazo de chicle. Y dos minutos después, zas, el 1-2. Lo marcó Vinicius, asistido sin querer por Ederson, que trató de despejar y le salió un pase medido para que el brasileño la cruzara ante el meta de la Atalanta.
Vinicius y Bellingham sentencian
No se habían repuesto los locales del zarpazo de Vinicius cuando llegó el de Bellingham. Ni tres minutos pasaron. La pelota larga de Tchouaméni la dejó pasar el inglés por encima de su cabeza, dribló dos veces a su par, le sentó y la cruzó ante Carnesecchi, que se tiró tarde. Pues nada. Dos goles de ventaja cuando el Real Madrid peor lo estaba pasando.
No se rindió el Atalanta, que volvió al plan de atacar el costado de Lucas Vázquez. En el 64 apareció Lookman para sentar al de Curtis en el área y sacar un disparo eléctrico y raso ante el que no pudo reaccionar a tiempo un tapado Courtois. El partido quedó roto y abierto en canal, así que nos fuimos a un peligroso intercambio de golpes.
Pegó Brahim en el 69 tras una buena maniobra de Vinicius, pero su disparo se marchó muy alto. Flojo y centrado le saldría después el mano a mano a un Rodrygo demasiado fuera de forma. Al Real Madrid aún le quedaban más de 25 minutos por delante de sufrimiento y Ancelotti tenía el móvil sin batería, así que no le sonaba la alarma para hacer los cambios.
Apretaba la Atalanta y se veía venir el 3-3. Ancelotti, el de los 4.000 cambios, pensaba acabar el partido con los mismos once con los que lo había comenzado. La tuvo Retegui en el 82 y los jugadores del Real Madrid comenzaron a echarse al suelo. Entraron Modric y Asencio por Ceballos, y Brahim, exhaustos. Luego entró Güler por Bellingham, tieso también.
Al Real Madrid aún le quedaban por sufrir los minutos postreros del partido más el alargue. Lo hizo con ese Courtois que siempre se agiganta cuando su equipo lo necesita y con la flor de Carletto en una ocasión postrera de Retegui, que falló en boca de gol, así que los de Ancelotti obtuvieron tres puntos meritorios, casi heroicos, que aún les permiten soñar con meterse entre los ocho primeros de la Champions.